Hace unos días nos volvimos a encontrar, te veías feliz mientras sostenías la mano de alguien más, no te salude por vergüenza. La verdad yo no me encuentro en mi mejor momento, pero estoy tratando de arreglarlo.
Pensé en que contigo no hice
las cosas bien, el problema fui yo, lo sé. Te aleje como al resto de las
personas que me apreciaban, claro que en ese momento fue más sencillo culparlos
que afrontar la realidad.
A pesar de todo el tiempo
ocurrido no dejo de pensar en lo que hubiera sido diferente de haber dicho las
palabras correctas, o solo haber hablado. El silencio no fue mi mejor decisión.
No dejo de sentir que hubo una
historia que no se completó, algo que quedo pendiente, palabras que no se
dijeron, palabras que se guardaron como un secreto.
¿Tú pensaste en eso alguna
vez? Porque yo lo hice todo el tiempo, tanto que se volvió la tortura
cotidiana al llegar los malos pensamientos.
Mientras estuvimos separados
sucedieron cosas que cambiaron el rumbo de mi vida y me hicieron pensar
diferente, pensar en algo más. Fue y es un camino difícil aprender a sanar las
heridas físicas, emocionales y de corazones rotos, ahora entiendo que no
podemos cambiar el pasado y mucho menos vivir de él, pero si podemos aprender.
La historia que tuvimos no
deseo volver a repetirla, esta vez sera diferente y las palabras que me guarde
las diré por mí, por ti y por lo que nunca fuimos.